Los 20 sitios más emblemáticos de Salamanca
(de visita obligada)
Después
de atravesar la calle de la Rúa llegaremos, por fin, hasta el corazón de
Salamanca: la Plaza de Anaya, que atrae a multitud de
turistas curiosos debido a que se encuentra rodeada por los mayores monumentos de la ciudad. Aunque su belleza
la ha convertido en el escenario preferido por los recién casados para hacer
sus fotos de bodas, lo cierto es que aquí
se respira un auténtico aire estudiantil tras albergar la actual Facultad
de Filología. Por tanto, ¡no olvidéis
venir a verla! ¡Ni tampoco vuestra cámara!, os hará falta para inmortalizar
cada rincón de esta majestuosa plaza. Si
en tu recorrido buscas descansar un poco los pies, tiene mucha fama la cafetería Caballerizas de la Facultad, donde
podrás encontrar innumerables tapas sin gastarte mucho dinero. La Plaza de Anaya sorprende por su origen francés: surgió por orden del general Paul Thiébault, gobernador de la ciudad durante la ocupación francesa del siglo XIX. Su acción fue derribar las casas propiedad
del Cabildo Catedralicio, y dejó un espacio abierto que aún pudo ser mayor
si se hubiera completado su propósito de despejar terreno hasta San Esteban. También
sufrió cambios a partir de 1891 cuando
se plantaron varias especies de
árboles y en 1910 se colocó la escultura del obispo Padre Cámara, obra de Aniceto Marinas, sufragada por la población se retiró en 1974. Fue en ese momento cuando se modificó el atrio de la Catedral y la
plaza se convirtió en una amplia
explanada que va salvando el desnivel mediante suaves escalinatas en medio de una rica vegetación.
Sin
duda, lo más relevante de esta plaza son
sus catedrales. Sí, has leído bien, las catedrales: la Nueva y la Vieja. Y
es que los salmantinos tienen la suerte de gozar de dos auténticas joyas de
estilo gótico y románico que conviven en armonía. La
Catedral Nueva, adosada a la Vieja, se comenzó a construir en 1513, inaugurándose
en agosto de 1733. Empezó a
construirse en estilo tardogótico y, aunque se usaron otros estilos
posteriores (como barroco o renacimiento), conservará hasta el final una
unidad estilística en este arte, impuesta y querida por el Cabildo. Algunos
de los grandes arquitectos que participaron en esta obra son Juan y Rodrigo Gil
de Hontañón, Juan de Álava, Juan Setién Güemes, los hermanos Churriguera y Juan
de Sagarbinaga. De planta rectangular, está compuesta por tres naves y
capillas hornacinas entre contrafuertes. Recibe la luz de casi un
centenar de vidrieras, procedentes originariamente de Flandes aquellas que
muestran un episodio bíblico.
En el
exterior destaca la fachada principal, cuyos relieves de las puertas recrean las escenas del Nacimiento y la Epifanía.
Todo ello cubierto bajo un gran arco
conopial que es culminado por un Calvario (iconografía religiosa que
representa a Cristo en la cruz), rodeado por las figuras de Santos Pedro y
Pablo. En la Portada de Ramos sobresale
el grupo escultórico de la Entrada de
Jesús en Jerusalén y los evangelistas que señalan la puerta. Sin embargo, su fama se la ha llevado la escultura de
un astronauta que está escondido al igual que la rana de la Universidad. ¿Serás capaz de encontrarlo? La verdad
es que este elemento tan moderno extraña a todos los turistas dada la
antigüedad del edificio. Pero todo esto tiene su explicación: parece ser una tendencia entre sus escultores de reflejar el momento histórico de su
restauración. De este modo, existen otros detalles que llaman la atención
como el dragón con un helado en la mano
o la liebre de “la suerte”.
La Catedral Vieja es uno de los monumentos
románicos más hermosos de Europa, coronado por su famoso cimborrio o torre
del gallo. Dedicada a Santa María de la Sede, fue construida a lo largo de los siglos XII y XIII. Se presenta
como un templo con planta basilical de tres naves y crucero desarrollado
en planta y altura, conformando una cruz latina. Entre los maestros que
dirigieron la obra, podemos mencionar a Florín de Pituenga, Casandro Romano,
Alvar García o Juan Franco. La nave
central muestra un instante de transición al gótico, al estar cubierta con
arcos apuntados y bóvedas de crucería. Sencilla
y austera, su interior está lleno de pequeños detalles escultóricos que la
convierten en una referencia gracias a la fuerza expresiva de sus
composiciones. De hecho, esa sobria sencillez contrasta con la densa
monumentalidad de la Catedral Nueva. ¿Te apetece conocer más sobre estas
catedrales? Pincha en los siguientes enlaces para obtener información de las catedrales:
|
Interior de Catedral Nueva |
|
Interior de Catedral Vieja |
Además
de las catedrales, otro de los edificios
protagonistas de la plaza es el Palacio de Anaya, antiguo Colegio Mayor de
San Bartolomé. El primitivo edificio fundado
en 1401 por el arzobispo sevillano Diego de Anaya y Maldonado, fue sustituido en 1760 por el actual. Se trata de una de las pocas construcciones
neoclásicas de la ciudad que realizó Juan de Sagarvinaga siguiendo las trazas de José Hermosilla y Sandoval. Uno de los elementos más
representativos del Palacio de Anaya es su elegante
fachada principal, con escalinatas y cuatro
columnas jónicas rematadas con un frontón triangular y escudo
heráldico en la parte más alta del edificio. No obstante, el claustro también destaca por su doble galería de 16 columnas dóricas en la planta baja, y otras 16 columnas jónicas en la superior. Las
dos plantas del edificio están unidas por una magnífica escalera imperial en
la que se encuentra el busto de D. Miguel de Unamuno, quien además de ser Rector de la Universidad, fue catedrático de Griego en
la Facultad.
Imágenes:
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