Tres - Plaza del Corrillo y Rúa Mayor

 Los 20 sitios más emblemáticos de Salamanca
(de visita obligada)

Saliendo de la Plaza Mayor
por una de sus aberturas llegaremos hasta la Plaza del Corrillo, popular por acoger la estatua del poeta Remigio González Martín, conocido como “Adares”, y la iglesia de San Martín. Esta plaza conecta con la calle más concurrida de Salamanca: la Rúa Mayor, famosa por desembocar en el centro histórico de la ciudad, está repleta de tiendas de souvenirs, pastelerías y bares donde disfrutar de la gastronomía charra.                     
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A pesar de estar señalado como lugar violento y fronterizo entre los bandos que dividieron la ciudad en la antigüedad, lo cierto es que, por el contrario, la Plaza del Corrillo siempre fue un lugar de relación social, de comercio y especialmente de tránsito. ¿Qué fue la Guerra de los Bandos? En el siglo XV, las familias nobles de San Benito y de San Tomé se disputaron durante décadas el dominio de la ciudad. Tal era su enfrentamiento que Salamanca llegó a estar dividida, físicamente, por esta plaza, convirtiéndose en un límite que nadie podía cruzar. Así pues, poca gente se atrevía a pasar por allí, lo que provocó que creciera la hierba y esta plaza comenzó a denominarse como “Corrillo de la Hierba”.


Antesala de la Plaza Mayor,
 hasta 1921 el Corrillo estuvo al mismo nivel que los soportales y había que bajar una escalinata de cinco peldaños para entrar a la Plaza Mayor (o subirlas cuando se andaba desde el recinto monumental en dirección al Corrillo). Sin embargo, estas escaleras se suprimieron en la década de 1920 para permitir el paso de vehículos y el tráfico, favoreciendo a su vez el acceso a la Plaza Mayor


En cuanto a los elementos arquitectónicos de
la Plaza del Corrillo, sobresalen los capiteles de sus columnas tras representar los días de la semana romanos. De este modo, encontramos: el lunes (una Luna), el martes (Marte, Dios de la Guerra), miércoles (Mercurio, Dios del Comercio), jueves (Júpiter, padre de los Dioses), viernes (Venus, Diosa del Amor), sábado (Saturno, Dios de la Agricultura y del Tiempo), domingo (el Sol, el día del Señor, Domini). Esta incorporación al patrimonio es bastante reciente, de 1954, cuando unos antiguos capiteles de hierro se revistieron de piedra y se remataron con figuras alegóricas a los días de la semana.

Asimismo, destaca la escultura póstuma de Agustín Casillas con la que inmortalizó la figura del poeta Adares en 2018; aunque la obra supone un doble homenaje a dos autores muy queridos en Salamanca. Con dos metros de altura y casi un metro de ancho, esta estatua, fundida en bronce, presenta al poeta salmantino caminando en recuerdo a su habitual recorrido por la calle San Justo hacia la Plaza del Corrillo. Allí permanecía durante horas acompañado de sus poesías: llegaba con su mesa y extendía sus libros para venderlos, de ahí que calificara al lugar como “Cátedra de Poesía”. Casillas modeló a Adares con su característica barba, gorra visera a la cabeza, bufanda y el zurrón en el que guardaba sus poemas.

Por último, la Rúa Mayor es una de las arterias urbanas más emblemáticas de Salamanca y lugar de paso obligado para todo aquel que quiera conocer de cerca todos los encantos de la capital del Tormes. Esta calle que originariamente comunicaba la Puerta del Sol de la Cerca Vieja, primitiva muralla medieval, con la iglesia de San Martín se convirtió en una vía de excepcional importancia comercial y eje vertebrador de la vida de la ciudad. Su nacimiento se remonta a la segunda mitad del siglo XIX cuando existía la necesidad de alargar el camino que conducía desde la plaza de San Martín hasta la plaza de Anaya, enlazando al mismo tiempo la Plaza Mayor y las Catedrales. El proyecto fue ideado por Carlos Gondorf, arquitecto de la Real Academia de San Fernando, quien contempló por primera vez la idea de prolongar este espacio en línea recta hasta la Plaza de Anaya.

En 1890 la idea tomó forma tras el derribo de varias casas y dio lugar a esta calle.
Los años siguientes estuvieron marcados por la polémica, dado que la nueva vía cambió de nombre en varias ocasiones. De hecho, llevó el nombre de un catedrático de Metafísica de la Universidad de Salamanca y relevante exponente del 'krausismo', Mariano Arés, pero los más conservadores se opusieron a esta decisión. Posteriormente, tras el fallecimiento del político y periodista salmantino, Isidoro García Barrado, se cambió a García Barrado.  Finalmente, en el año 1938 la calle pasó a llamarse, ya de forma definitiva, como la Rúa Mayor, aunque popularmente todo el mundo la conoce por la sencilla fórmula de La Rúa.

Con el paso del tiempo aquellos pequeños locales de plateros, comerciantes y joyeros del siglo XIX dieron, a comienzos de la década de los años 90 del pasado siglo, a un nuevo concepto de la Rúa, determinada por su peatonalización. Ese paradigma de nuevo urbanismo se caracterizaba únicamente por el paso de peatones, salvo las lógicas excepciones derivadas de las operaciones de carga y descarga de las furgonetas de suministros en las cafeterías, bares y restaurantes que pueblan esta arteria urbana.  Hoy en día continúa siendo dominio de peatones, turistas y locales que buscan descanso en sus terrazas mientras contemplan el esplendor de la torre de la catedral.


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