Cuento completo de La Revistula
Lo prometido es deuda. Aquí tenemos el cuento completo de nuestros alumnos de español Manuel Ortiz y Cécile Le Gac que adelantábamos en La Revistula de estas Navidades.
Te recordamos que puedes descargarte este último ejemplar totalmente gratis en formato pdf en el siguiente enlace:
CUENTO EN SALAMANCA
ENTRE HORNAZOS Y BUÑUELOS
EL SUEÑO DE JUANITO
Desmiento este cuento a todas las buenas voluntades.
A los que piensan que una sonrisa simple puede iluminar el mundo.
A los que sienten que vivir jamás es cosa simple.
A los que piensan que una vida vale sólo si irradia vida de otro.
Estoy afligido de esta lamentable traducción pero no tengo ningún pesar,
hice lo mejor posible con lo que sé después de tres semanas y esto fue doloroso.
El fin aquí no es hacer frases para ellas mismas, sino presentar
algunas ideas que puedan permitir sobre-vivir, es decir, existir.
Existir de existere o exsistere, de ex, y sistere. Estar de pie, ser estable
Espero sólo una cosa, que la indigencia de la traducción no altere la esencia.
Frente a la crueldad de la vida, es sólo la irrisión. MO
LOS PROTAGONISTAS:
Ana Quenosequiere, que no encuentra el amor.
Juan Quenoestudia, el huérfano sin objeto y desesperado.
José Queenlamáquina, para los íntimos, de su verdadero nombre, Deus in Maquina dicho, DIM
ACTO UNO, ESCENA UNO
En la muy antigua y famosa ciudad de Salamanca, un joven llamado Juan vuelve a su cuarto en el planta 2884 de la construcción del número 54.842 de la cuarta calle, antiguamente Calle Crespo Rascón Condes, donde vive, y bajo el cual aparca el turbospider del que está muy orgulloso y cuyas nuevas suspensiones magnéticas filtran a las maravillas las irregularidades de las calles viejas y pavimentadas.
Él vuelve a jugar con el LaserBall. Ganó con brillo, sin embargo no prueba ningún placer. Es lo que él piensa. Debería alegrarme y al contrario me siento yo derribado y deprimido.
Su condición apenas mejora cuando su mirada cae sobre la pila de libros que no se pueden abrir.
Sigue el curso de Cretz y Laton en Tía Tula, nuevos lenguajes interplanetarios que sustituyen a los antiguos dialectos como el inglés. Él piensa de sus profesores que están luchando para intentar interesarlo.
Piensa en su madre, Magda, que si hubiera estado allí todavía le diría que se parecía demasiado a su padre, que era un inútil, que él jamás sabría hacer nada con sus manos, aparte de jugar y beber como su padre.
Piensa en su madre, en su hermana, en su padre y sus ojos se llenan de lágrimas. Le faltan, le faltan tantas, las lágrimas chorrean sobre sus mejillas pálidas y cavadas. El pecho apretado y agitado por los sollozos, se repantiga en la butaca y se hunde sobre el escritorio, la cara escondida en los brazos.
Imágenes del pasado chocan y se entrelazan en las del presente.
En las imágenes apremiantes de aquellas que marcan el corazón para siempre y lo hacen esclavo del pasado.
Carreras despeinadas con su hermana en el parque de la casa. Triz, el perro, salta con sus felices amigos inseparables los Pitufos con gorros blancos.
El olor del trigo recién cortado cuando estaba feliz con sus amigos. La lluvia azotaba su cara cuando llegaba de la escuela, los zapatos fangosos y pesados.
El tiempo en esa época parece inmutable y el horizonte parece abrirse en la eternidad. El tiempo lineal donde sin duda crecería, pero todo a su alrededor sigue siendo infinito.
Ruidos extraños, tipos de quejas, gemidos y lamentos arrancan a Juan de sus sueños.
Levanta la cabeza y ve en el borde de la mesa algo que parece agitarse.
Se inclina, y ve una especie de extraño hombrecito que está tratando desesperadamente de subir a la mesa. Suda y está a punto de perder el aliento. Su cara escarlata pega con el color de su kimono inmaculado. Con un dedo caritativo Juan le ayuda a escalar a la mesa. El pequeño hombre extraño se sienta y saca de su bolsillo un enorme pañuelo del tamaño de una hoja de capa igualmente blanco como su kimono. Se limpia la frente, estira las piernas y la nariz con fuerza, él ajusta su kimono y rectifica los pliegues de su pantalón. Juan durante este tiempo lo podía examinar en el ocio. Era un hombre pequeño y gordito, calvo y de barba blanca bien recortada. Una cosa tiene su atención, sus pies no tienen dedos, pero tienen forma de pequeñas aletas.
Pensó un momento. Se no... No, esto, no es posible.
El hombrecillo recupera el aliento paseando la mirada a la derecha y a la izquierda indolentemente tocando el muslo con los dedos, indiferente.
- ¿Tú eres, tú eres?
Juan no tiene tiempo de terminar la frase, el hombrecillo responde
- Yo soy.
Tú eres, tú eres... Deus In Machina, el espíritu que ayuda a las almas perdidas.
Pero yo pensaba que vivía en otro mundo de la filosofía, un mundo suspendido por encima de todo, un mundo inaccesible.
Juan estuvo un instante reflexivo.
- Debo confesar que pensé que no existes, dijo en un suspiro.
Deus In Machina golpeó su muslo,
- Qué suerte la mía, dijo, un incrédulo, un incrédulo, un ateo he comprendido, tanto mas lo que yo soy, pero un incrédulo. Bueno, al fin, estoy aquí con fines caritativos y no de proselitismo.
- ¿Cómo?, dijo Juan, tú, Deus In Machina, ¿eres un ateo?
DIM contempló con tristeza.
- Obviamente, soy como todos los dioses, ¿en quién quieres que creamos?, ¿en un competidor?, dijo levantando los ojos al cielo. Además, somos inmortales en lo que tenemos que creer. Bueno, este tipo de dialéctica no es el fin, no estoy aquí para eso.
-La cara marcada repentinamente serio-. Así que mi muchacho, no estudias. Sus estudios no le interesan. Tengo aquí mi cuaderno de reclamación. Alfabéticamente, Alicia, Ana, Helena y Lourdes, tus profesoras, me hicieron saber que a pesar de su esfuerzo, no haces nada, tú no trabajas. Tu visible mala voluntad corre el peligro de poner en un estado lastimoso la reputación excelente del instituto. Me especifican que sólo está interesado en ese juego del LaserBall, este deporte estúpido.
Se interrumpe un instante y fija sobre Juan una mirada tan penetrante que era reprobadora. Prosigue, - ¿Puedes decirme qué encuentras interesante en disparar a tus compañeros las bolas de pintura fluorescente a riesgo de herir a uno de ellos?
-Juan se quedó en silencio-. El pequeño individuo estaba en lo cierto. ¿Por qué él era un apasionado de este juego? De hecho, no sabía nada.
- Porque, porque...
- Por supuesto, pero ¿qué más?
- Porque, porque...
- Obviamente estas son razones tan profundas que es muy difícil oponerse a cualquier argumento. Pero dime, ¿vas a configurar toda tu existencia a través de este tipo de cuentos, porque todos lo hacen?
Tomó un lápiz del bolsillo y cuidadosamente observó:
- Resume todos tus comentarios. Creo que un trabajo serio y de fondo se necesita porque en este estadio apenas superamos la capacidad de razonamiento de un mosquito.
Veamos, voy a ir en su ayuda, así que di por qué juegas a LaserBall.
¿Crees que puedes llenar el vacío de una vida, ¿no?
- Bueno, tú me dices si me equivoco. Quieres hacerte famoso, adulado por la muchedumbre, rico, cubierto de oro y de mujeres. Te desplazarás en el último Aerospeed, y tirarás el dinero por la ventana, ¿es correcto?-Juan no dijo nada en este momento, sólo la punta de los zapatos parece que le fascinan-.
-Bueno, entonces niño, me temo que tu no compartes la gloria inefable de su compañero... una mediocridad patética.
¿Sabes cuántos puntos de vista análogos he tenido en este día?
DIM tiende la mano hacia la pared, un rayo verde brota de la palma, cifras desfilan a velocidad viva y se inmovilizan a 3 556 849 226. Ves, tu pensamiento está muy derramado hasta tal punto que es un lugar común, el lugar de reunión de la indigencia y de la tontería.
¿De verdad crees que la gloria, el honor, el dinero le traerán la felicidad? -La mirada de Juan ahora parece fascinada por el final de su zapato derecho-. Voy a contarte algunos encuentros: Hace mucho tiempo habíamos decidido hacer una campaña de sensibilización de la juventud sobre la conciencia. Comenzaba pues mis pasos con algunas estadísticas como es necesario en toda operación rigurosa de este tipo. Encuentro al primer joven hombre y le pregunto cuáles son sus fines, me reconoce inmediatamente y me responde:
- Trabajo para ganar dinero, con el fin de volverme rico. Dirigiré a gente que trabajará para mí, haciéndoles trabajar mucho y pagándoles poco, esto será muy lucrativo, -dice nerviosamente-, una mueca amarga crispaba las comisuras de sus labios espumantes. Me volveré rico, rico, inmensamente rico, seré respetado y cubierto de mujeres, porque solo el dinero permite obtener esto.
- ¿Oh, le digo, es pues ese el sentido que quieres dar a tu vida?
- Sí, es mi único fin. Persigue tu camino, me haces perder mi tiempo y pues dinero, vociferó jadeando.
-Eh, muy buena suerte, porque la necesitarás.
Entristecido por lo que acababa de oír, persigo mi camino, un poco más lejos, me cruzo con otro joven hombre y le pregunto las mismas cuestiones.
- Trabajo mucho, dice, porque así, trabajando ahora, obtendré un puesto de alto funcionario en la junta. Ganaré mucho dinero sin esfuerzo. Encontraré fácilmente una mujer que querrá casarse con un hombre rico y en la situación estable para tener niños. Mis ventanas darán a los barrios de chabolas, y haré el amor contemplando la miseria. Sopla rezumándose y transpirando.
Mi escepticismo debía leerse en mis rasgos, porque prosiguió:
-Y sabes, puedes guardar tus tonterías y tus valores de los tiempos pasados en los cuales nadie cree más, somos unos pragmáticos, nos alimentamos de hechos y no de ilusiones. Sigue tu camino y encuentra a un imbécil que quiera perder su tiempo, -vociferó, lleno de odio.
- Eh, muy buena suerte, porque la necesitarás.
Una vez más, decidí continuar mi camino, un poco más lejos me encuentro con otro joven a quien yo le pregunto las mismas cuestiones
-Trabajo, dice, porque mi compañera acaba de tener un niño entonces estoy bien obligado a trabajar para satisfacer sus necesidades y las del niño. Te lo digo sin ambages, me hizo caer en la trampa. ¡ Oh! Las mujeres sabes, no podemos confiar en ellas, te dan envidia con sus melindres, luego te encuentras con un niño y tintin.
¿Tintín?, ¿pero qué viene para hacer Tintín dentro, es tu perro?
- No, por fin, nada, nada de nada, tintin, comprendo.
- ¡ Oh! Sí, comprendo.
- De todos modos, es siempre la misma historia, nos preguntamos para qué servimos, nos utilizan y, nada más. Nos miran con ternura, pasean con un hombre del brazo por la tarde por la Plaza Mayor para mostrárselo a las amigas, para ser como todo el mundo. A veces creo que yo leo en su mirada el deseo y en seguida el asco. Creo que nuestro problema es el cuerpo sí, el cuerpo dice, pensativo, el sexo, el sexo que nos tiene en correa. Además, muestran sus creencias con tal vigor que nos reducen al estado de figurante. Somos hombres, mierda.
De todos modos, pocos meses y me embarco para Júpiter.
-Eh, muy buena suerte, porque la necesitarás.
-Me alejo, aterrado y un poco más lejos me siento. ¿Pero qué hice, me digo? Tengo pues todo fallo, me extravié, ¿dónde están los valores esenciales de la humanidad?, el viejo Malraux pues tiene razón cuando dice que “el siglo XXI será espiritual, o no será.” Y bien, si dice lo cierto no será, me temo.
Todas estas crisis, estas guerras, este odio tonto, por tanto, el producto de la evanescencia de la mente, la falta de deseo. Lo material fue derrotado, la muerte domina el viviente. He fracasado miserablemente. El mundo ya no está impulsado por la esperanza.
Se acurruca sobre sí mismo, temblando en su angustia.
-Soñaba con un mundo humano, equitativo y honorable y sólo hay espanto, odio y tontería, devolviéndole al hombre al estado inferior de una célula primitiva.
No, esto no es concebible, no puedo creer en eso. No, no puedo aceptarlo.
Voy camino de oficinas arruinadas en bibliotecas abandonadas cuando mi atención es de repente atraída por una música dulce y apacible. Pero no sale de allí, este registro es muy viejo, es el viejo adagio del concierto en re menor de Marcello bajo los dedos magnéticos de Gould.
Estas notas por la noche me serenan. Quiero ver de dónde emanan estos sonidos divinos.
Alcanzo una pequeña sala mal alumbrada que está entre dos pilas de libros. Distingo entonces a un joven hombre, de aire pensativo, sujeta un lápiz con los labios. A su derecha un electrófono muy viejo, una antigüedad.
No puedo detenerme. Salto sobre la mesa.
-Buenas tardes,- digo. El joven hombre sorprendido sale de sus pensamientos.
-Buenas tardes", -replica, sonriendo. -" ¿Qué puedo hacer por ti? "
Debido a mis experiencias penosas pasadas, le digo:
- ¡Posiblemente puedes tranquilizarme!
- ¿Creo que te conozco, no eres DIM?
- Lo soy- por fin lo era.
- No sabía que los dioses hablaban al pasado y que además, era necesario tranquilizarles…
- Yo no sabía que los dioses pertenecían al pasado.
- Al pasado, digamos que no hay más... en el aire del tiempo.
- ¿Qué hicimos para sufrir vejaciones iguales?
- Usted no supo renovar su imagen, habría tenido que pasar por un poco de marketing y comprender las necesidades de los hombres.
- Pero, pero, pero, no estamos aquí pa.. pa.. para responder a sus necesidades, sino para señalarle el camino que hay que seguir y nada más. Una teocracia no es una democracia, ¡Euh!, ¡ euh! una anarquía de todos modos es la misma cosa y después de una democracia acaba siempre por girar a cagalaolla o a la plutocracia, lo que vuelve a lo mismo de siempre.
Mi amigo Sócrates ya lo decía en la Grecia antigua, la república es la leonera.
- Creo sobre todo que los tiempos cambiaron. Mientras los antiguos creyeron en su vida futura, en estas cosas viejas como el paraíso y el infierno, lo necesitaron. Hoy, la razón ganó a las creencias, la filosofía de las luces produjo sus efectos.
- Pppfffooouuu, tu filosofía de las luces apenas supo renovarse más que los dioses. Meció el pueblo y reemplazada la fe por frases tan huecas como grandilocuentes y la convicción religiosa por la utopía.
Mira el resultado, una mezcolanza de palurdos que se excitan y se agitan en todos los sentidos. Todo el mundo trata de ganar dinero, esa es su razón para vivir. Creen que van a encontrar en el sexo su deseo y pues el placer, porque confunden orgasmo y goce.
- No pretendo de ninguna manera que las luces sean la panacea. Pero son un paso hacia el progreso.
- Me pareces un chico muy lúcido,-dijo DIM.
- Lo intento en la medida que puedo,- dice modestamente.
- Me parecías bien absorbido cuando llegué.
- Reflexionaba justamente sobre la influencia y los efectos de la razón sobre la fe.
- Y bien, dime, eres un chico muy serio.
- No, no tengo nada serio, me encanta reírme, salir de juerga y beber y comer y las mujeres que todas son muy bellas. Jamás encontré alguna que no fuera adorable, hay siempre una sonrisa, una mirada, un suspiro, una pequeña arruga un modo de ser o de no ser que me encanta. Sólo por eso, tengo ya que agradecérselo a los dioses. Pero más allá de esto, me intereso por mi existencia y por la existencia en general simplemente.
- Pero, ¿no quieres volverte rico y célebre, ser admirado y ser respetado por todos?,¿no quieres estar cubierto de mujeres, y sacar provecho de del mundo como todos tus iguales?
- ¿Bienes del mundo?, ¿rico y célebre?, ¿suscitar la admiración de todos y ser cubierto de mujeres?
- Pequeño hombre -me respondió con un poco de desdén-, lo que dices allí es absurdo. Aspiro sólo a la quietud, a la serenidad, a no comprometerme con atajos con el fin de equivocarme en estos callejones sin salida que ofrece el mundo, y donde se comprometen sólo las almas perdidas. Es nula la necesidad de correr por el mundo, la única conquista que vale la pena es esta esfera en la que se encuentra en la cumbre de nuestro ser.
La conquista de otro espacio es sólo ilusión. Por otra parte en este mundo no hay que esperar ser respetado por tus victorias, por estas serás odiado y por tus fracasos serás despreciado. En cuanto a mi compañera, dejaré a mi corazón libremente escoger, porque como decía Pascal: " el corazón tiene sus razones que la razón ignora".
Ante estas intenciones muestro júbilo y le respondo:
- Me gustas, voy a hacer algo por ti. Te ofrezco... la eternidad.
- Pequeño hombre, me responde, esta oferta es la de un corazón muy puro o de un espíritu malicioso, no sé, sino no quiero creer en la misma malicia de un dios. Te agradezco tu oferta, pero prefiero morir de vejez que de sufrir el aburrimiento de la eternidad.
Para mí, cada minuto vale porque es contado, la saboreo, me deleito de allí. Cada encuentro es divino. Para mí, es hasta más, es un juramento, un juramento de eternidad, porque se encuentra y lo que podía no ser, no puede no haber sido más. Es confraternidad se da porque compartimos el mismo destino. No sacrificaría esto por nada en el mundo.
No puedo contemplarlo. La conciencia de la muerte es la clave de arco del lazo social, del amor entre los hombres. Ciertos pueblos en Europa no hacen caso a esta conciencia y su sociedad se desmorona.
- Me lleno de alegría, te perdono "pequeño hombre", porque eres digno de tutear a los dioses. Ven, que te abrazo.
Juan abandonó sus zapatos y con los ojos llenos de lágrimas escucha a DIM religiosamente.
- ¿Qué es lo que te emociona tanto?
- Tu historia y este hombre tan inteligente, que respira la bondad y la compasión.
- Es joven sin embargo. Y además no parece proveído por ningún poder de súper héroe.
- Sí, pero es muy bueno, muy condescendiente y tan generoso.
- ¿Qué es lo que lo vuelve así, según tu opinión?
- Su inteligencia, visiblemente sabe muchas cosas.
- Confundes saber y conocer, es normal, saber es aquello que aprendes y que puede quedar ciencia si te contentas con esto. Pero si más allá de este saber te apropias esta ciencia, scienc, que la haces tuya, entonces, se hace conocimiento, cognoscere, renaces con ella, es allí lo que hizo tu nuevo amigo. Es lo que admiras en él.
- ¿Crees que aceptará quedar conmigo?
- ¿De lo que sabes sobre él, crees que dirá que no?
Juan sonríe y traga sus lágrimas.
- ¿Pero de qué voy a hablarle?
- ¿Evidentemente temo que de laserball?
- ¿Puedes señalarme algunos libros?
- Están sobre tu escritorio, práctica griego y latín. Las nuevas lenguas de las que te enteras son sólo unas variaciones de las lenguas antiguas. Estas lenguas modificadas son el producto de un gobierno sin imaginación que impotente aporta soluciones económicas, reforma la lengua y la ortografía. Esto dura desde hace millares de años.
Juan muestra júbilo luego se ensombrece:
-No querría abusar de tu tiempo, pero ¿aceptarías responder todavía a dos cuestiones más?
-Inútil, voy a responderte, porque te planteas sólo las cuestiones que todos los hombres se preguntan. Y el hombre se plantea sólo las cuestiones de las que conoce sus respuestas intuitivamente, está ahí en las leyes del inconsciente. El amor y la muerte, ves, se reparten la incomprensión del mundo.
Ya que evocamos la vida, quieres saber de la muerte y del amor los temas más sobrevalorados de tu joven compañero. Temas inagotables desde tiempos inmemoriales.
Piensas en la muerte, piensas en tus padres desaparecidos, ¿cómo se produjo esto?
-Murieron en la destrucción de nuestra ciudad,
- ¡Oh!,- dice el hombrecillo-.
- ¿En qué ciudad?
- Lilliputa.
- ¿Lilliputa, Lilliputa? -Repite al hombrecillo mientras el ojo repentinamente le brillaba de malicia- Qué nombre, qué nombre te interesa, te domina, todo esto es muy triste, muy triste.
Viendo ensombrecerse la frente de Juan:
-Comprendo que estés triste, la muerte te asusta como a muchos hombres, como a todos los hombres posiblemente. Si te dices, juego al laserball porque todo el mundo juega a eso, entonces por qué no tener como todo el mundo miedo a la muerte, es ese por otra parte todo el riesgo del conformismo. Tú dices que la muerte es terrible, ¿conoces a Hamlet?
- No -negó Juan con la cabeza-.
- Hamlet es el príncipe de Dinamarca, este hombre se pregunta, en una pieza de teatro de Shakespeare, sobre la muerte y se pregunta quién nos hace temerla así. Épictète se plantea la misma cuestión y se interroga sobre el hecho de este temor. ¿Conoces a Épictète?
- No, -dijo Juan con la cabeza-.
- Él demuestra que temer a la muerte es absurdo porque en realidad si es, y es, es una certeza, pero no existe, jamás la conocerás por consiguiente. Ningún hombre conoce a la muerte y no la conocerá, pertenece a la realidad, el mundo al cual ningún hombre jamás tendrá acceso, ya que le son accesibles sólo la realidad y la verdad.
La angustia que suscita sólo es producida por lo imaginario y por la culpabilidad, los residuos infantiles del bloqueo. Ves ahí una razón para temer, para tener miedo de un pensamiento, cuando la muerte es justamente la ausencia de pensamiento.
Puedes también decir, pero esto es muy inquietante, porque nadie volvió de allí jamás. Es verdad pero deseas acortar una estancia radiante, por qué no sería este territorio de las sombras el espacio de las luces, por qué estos seres que serían tenebrosos no serían celestes. Sería más bien el tiempo que el hombre teme, al devorar Chronos a estos niños.
Haz lo necesario para no tener que decirte, siento no tener..., no tener..., de no..., de no, de...
Cumple lo que consideras que debes cumplir sin ocultarte jamás, aunque esto parece loco a otros hombres, crea, inventa, innova. Sal de caminos trillados y no te retrases en lugares comunes. Devora esta vida a dientes plenos y quiere, infinitamente quiere. Atrévete, allí dónde otros se resignan y se pierden en infinitos para qué.... y recuerda que la batalla está perdida sólo cuando se bajan los brazos.
Nada resiste a un hombre decidido, estamos suspendidos porque lo quisimos, con el fin de saborear su fracaso, su derrota. Muchos hombres temen tener éxito porque mientras ¿qué desean? Este raciocinio es el principal motor del fracaso. No te ahorres para intentar alargar el número de tus días. Y, dite bien una cosa, es sólo una, una única ley, una única a la que debes respetar: jamás perjudiques a otro, jamás te perjudiques a ti mismo.
Pero no hagas como el hombre de eternas fiestas aulladoras y titubeantes, o como este joven hombre, que ama su aérospeeder o la música gritona o todavía como estos jóvenes que no hablan, sino que mugen embriagándose. ¿Se divierten o simplemente se aturden?
¿Ves allí la expresión de la felicidad o el rugido de una alma extraviada en un mundo que la aterroriza y con el que es incapaz de enfrentarse? El estertor de un corazón perdido enfrascado en su soledad… Todo este ruido es sólo el estruendo de la nada, el jaleo del caos.
En esta historia toda la dificultad se sitúa en la comprensión de lo que es perjudicial y de lo que no lo es, es en esto en lo que reside para ti el trabajo que viene.
Entonces si alcanzas allá el último día dirás como el viejo Kant " está bien, acabé”.
Juan mira a DIM con ojos intensos, está magnetizado, no llora más, su alma esta apaciguada, flota por encima de su sillón sin ser consciente de eso.
- ¿Lo que dices es grande y maravilloso, voy a trabajar y a trabajar mucho, dice Juan, cuánto tiempo hará falta para volverse sabio?
- Todo depende de la intensidad y de la concentración que concedas a tu trabajo.
- Pero ¿cuánto tiempo, días, meses, años?
- Me pareces un chico decidido, dos - tres años.
Juan hace muecas
- ¿Y si tengo prisa?
DIM se echa a reír
- Mucho más, la precipitación jamás es amigo de la razón, sino de la huida y de la esquiva.
- ¿Crees que un día alguien me querrá?
- Desde luego, por fin he aquí de una cuestión. Estoy tan seguro como de que cada mañana el día se levanta.
- Nadie jamás me querrá como mi mamá.
- Hum, hecho DIM- dice con aire poco convencido-. Voy a contarte la historia de Ana, una chica muy buena.Un día, mi stratoscriptor se echó a crepitar, una joven chica me pedía mi ayuda. El mensaje decía así:
Muy honorable DIM:
Me permito solicitarte, porque soy muy desgraciada. He probado de todo y eres mi último recurso... Te lo agradezco, etc., etc..
-Este mensaje tan lacónico como enigmático me intrigó y me inquietó un poco.
Decido pues descender lo más deprisa posible. Soy muy alegre, porque encuentro muy hermosas a sus pequeñas mujeres, mucho más agradables que las de Júpiter, de marzo y de otras galaxias, con su piel anaranjada, para las escamas resecas, sus labios en forma de ventosas que descorchan los lavabos y sus nalgas rectangulares que por lo que parece facilita los transportes públicos. Después me digo: espero que sea hermosa y sexy. Cuando la veo no estoy decepcionado; es una bella joven chica morena, piel lisa y de ojos grandes tristes que parecen escudriñar el mundo y buscar sus vías.
- Buenos días.
- Me diste miedo, dice.
- Soy DIM, -digo-.
- Pero eres muy pequeño.
- Oh, oh sí es cierto, pero, mis poderes son inmensos, -digo enfadado-.
Un poco bruscamente añado:
- ¿Qué quieres de mí?
- Soy muy desgraciada.
- ¿Y por qué motivo?
- Nadie me quiere.
- ¿Y qué es lo que te hace decir esto?
- Soy incapaz de conservar a un compañero bien mucho tiempo, se cansa, la vida se hace rápidamente una pesadilla. Reñimos. Me dicen cosas horribles, que soy sólo una egoísta, que soy incapaz de tener el menor sentimiento, la situación degenera rápidamente, las horas se vuelven imposibles, prefieren tardar en llegar a casa y beber con sus amigos antes que de estar en mi compañía. Soy sólo una criada. ¿Qué hace falta que haga para encontrar a un hombre? Tengo 35 años…-dice prorrumpiendo en sollozo.Le tiendo mi pañuelo, que rechaza-. Jamás encontraré un marido, dice sollozando cada vez más. Pepa y Mercedes y Carmen están en pareja desde hace mucho tiempo. Pero son mucho más hermosas que yo. Soy demasiado gruesa y soy demasiado morena y soy demasiado grande, no soy inteligente y no tengo conversación, soy una calabaza. No les gusto a los hombres. Además mis padres querían un hijo no una hija y tenían razón.
- Calla, calla, todo está bien, todo está bien, estoy aquí digo, queriéndote y tranquilizándote.
- Sí, pero tú, eres demasiado pequeño dice sollozando más todavía.
- Bien veo sólo una solución, voy a dejarte con tus lamentos, porque pareces encontrar allí satisfacción.
- No, no te vayas, no quería ser desagradable, soy solamente desgraciada, dame tu sábana por favor, con el fin de que enjuague mis lágrimas.
- Mi pañuelo, mi pañuelo -digo firmemente-.
Seca su cara, yo la encuentro muy hermosa con sus grandes ojos y su pequeña nariz enrojecidos por la pena.
- Entonces, si quieres reflexionemos serenamente. Tu error es creer que debes buscar al que te querrá. Acaba esta búsqueda vana, no te lleva en ninguna parte. El amor no se encuentra como recogemos setas. Piensas como muchas mujeres que el amor es una cuestión de edad, de madurez que el momento venido la cosa debe hacerse de manera casi exterior y natural. Siempre encontramos sólo su reflejo. Dítelo bien, jamás ponemos a una mujer buena con un hombre malo no más que un buen hombre con una mala mujer. Las almas son al unísono.
Ana no llora más, está consternada y toma aires de pequeña chica culpable. DIM sigue hablando.
-Veo que oyes lo que digo y lo que es mejor, que lo sientes.
- ¿Pues soy responsable de todo este mortero?
- Si sabes dar a la palabra ''responsable'' su sentido verdadero y no confundirlo con culpable, sí. En cuanto a la culpabilidad, tienes que buscarla en otro lugar, pero no es tu culpa.
- ¿Pero cómo salir de este callejón sin salida, cómo alcanzar un deseo profundo y verdadero?
- Dejando de buscar el amor en el otro y buscándolo en ti mismo. El amor que se busca tan desesperadamente no se esconde en el otro, por eso raros son los que lo encuentran. Cada uno es persuadido por el otro y conservan egoístamente el objeto de su deseo de donde aparece el fracaso de la relación. Cada uno espera que el otro le dé lo que no tiene.
El amor verdadero es el que resiste a la prueba del tiempo, el que hace soñar a tanta gente, es sólo el desbordamiento del amor de sí sobre el otro.
Conócete a tí mismo y conocerás a otros, quiérete y gustarás, gustarás a todos los demás y todos los demás te querrán.
El que no llega a encontrar el amor en él no puede quererse, gustar ni ser gustado. El odio nace de imaginar el amor posible y de sentirse excluido, irremediablemente privado. La violencia que agita nuestro mundo hoy es sólo la proyección del odio de sí exteriorizada. Y vienen para resonar fórmulas que toman así todo su sentido, de tanto en Salamanca, " Viva la muerte".
- ¿Pero, crees que lo reconocería fácilmente, posiblemente he pasado cerca de él sin saberlo?
- No, tranquilízate, no estabas lista, ahora si tú misma te apaciguas y haces la colecta, entonces lo encontrarás.
- ¿Pero cómo reconocerlo, dime?
- Él o el que te gusta no tiene ninguna señal, no es ni el más grande, el más bello, ni el más inteligente, ni el más rico. Pero cuando lo encuentras para ti y para ti sólo él es posiblemente el más... Poca importancia tiene su apariencia, sentirás sólo una sola cosa, el deseo de acurrucarte en sus brazos y por la tarde de adormecerte y poner la cabeza sobre su pecho acunada por la dulzura de su soplo y los latidos de su corazón. Estos golpecitos regulares llevan el compás de la eternidad. Porque la eternidad para cada uno es sólo haber gustado una vez, una sola vez.
Y cierta tarde, cuando te apriete contra él y cuando... ¡ Tutu, tutu, tu! ¡! ¡! ¡! ¡! (Censura de la junta militar, la ley del 10 de enero 2030/5895466321587)
Así es la existencia auténtica.
- ¿Ya probaste algo similar?
- No, jamás.
Ana me toma en el hueco de su mano y pone sus labios sobre la cumbre de mi cráneo, la encierro en mis brazos y le soplo a la oreja que es muy bella y que no tiene razón de no reconocerlo. Le digo que no hay ninguna ventaja que se refugia en lo imaginario. Siempre somos menos fantásticos de lo que imaginamos y pues mucho mejor de lo que creemos.
A menudo me llamaba. La visitaba de tanto en tanto. Un tiempo más tarde, encontró al compañero de su existencia. Vivieron muy felices, vivieron mucho mucho tiempo y jamás tuvieron un niño.
- ¿Cómo haces para encerrarlo con tus brazos pequeños? Preguntó a Juan, incrédulo.
- Gracias a mis poderes pueden alargarse, los brazos de DIM se estiran y rodean a Juan.
- En efecto, es impresionante, dice Juan, y muy práctico.
- Sí, y muy frustrante también.
- ¿Por qué pues?
- Porque son mis únicos miembros muy proveídos.
- ¿Cómo?
-Yo, yo, yo, quiero decir que, que, que no puedo hacer como Pinocho, no puedo alargar mi nariz, es, es allí todo lo que quiero decir y nada más. Pero ya es hora de que te acuestes, porque la noche está bien adelantada.
Un rayo azul pálido se escapa de su mano y Juan lentamente desciende en su butaca, una manta espesa viene rodearle.
-He aquí, -dice DIM- duerme muy pequeño.
DIM desciende mal que bien por el pie de la mesa y vuelve a la ventana. Verdaderamente es muy temprano, no es una vida. Debería jubilarme, refunfuña, pero es tan maravilloso sentirse útil- y se desvanece en el espacio-.
Juan se despierta de madrugada. Salta y busca a DIM,
- Se fue- dice-, jolín, tenía tantas cuestiones que preguntarle. Abre la ventana, la lluvia moja el pavimento, su vieja bicicleta siempre está atada a la farola delante de la calle Condes de Crespo Rascón donde hay un estudio en el primer piso.
-Soñé, -piensa-, pero era verdaderamente bueno, tan bueno.
El reloj lo llama al orden. Se traga dos bocados de hornazo y tres viejos buñuelos disecados que colean en el frigorífico. Se ducha y se precipita por la escalera. La lluvia acabó. Da un paso firme, se dirige hacia Tia Tula cuando su atención es atraída por un curioso fenómeno. A cada paso, una huella se dibuja dos metros delante de él. Se para intrigado, el fenómeno se interrumpe. Repite su carrera y la huella también, el gira a la derecha, ella gira a la derecha, el salta, ella salta. Volviendo sobre sus pasos, observa los rastros y comprueba que tienen la forma de pequeñas palmas, son los pies de DIM piensa. No puede retener una sonrisa, comprende lo que quería decirle DIM con todos estos ejemplos.
Quería simplemente darle a entender que estaba en él, pero que no lo sospechaba, y que DIM está en cada uno de nosotros. Pero para descubrirlo, debemos extraerlo de los escombros de la tontería humana y de nuestra propia tontería, es decir los lugares comunes, los prejuicios a priori.
Tiene prisa ahora tiene que ver a Alicia, Ana, Helena y Lourdes con el fin de enterarse de muchas cosas y de poder cultivar su conciencia devorando a tantos autores famosos en tantas lenguas diferentes.
Levanta la mirada al cielo y en las nebulosidades del tiempo, cree que él distingue la cara de su madre y de su padre sonrientes y por fin reconciliados y la mirada benévola de DIM el hombre de todo pequeño pero de corazón muy grande y brazos muy largos.
Fin.
Comentarios
Publicar un comentario