Cambio de hora de otoño
Estamos empapelando la escuela - las clases, los tablones de los pasillos... - con carteles que recuerdan que este domingo se cambia la hora. Bueno, en realidad, y para que nadie se despiste, el cambio se hará en la noche del sábado al domingo, concretamente a las 3 de la mañana (3 AM), momento en que habrá que atrasar una hora el reloj y dejarlo en las 2 de la mañana (2 AM). Es decir: se gana una hora de sueño, se duerme una hora más (si se quiere, claro: cada uno administra esa "hora regalada" como quiere y para lo que quiere...). Y a partir de ese momento, todo llegará una hora antes: el amanecer, el anochecer... Tal vez eso sea lo que más se acusa: las noches, cada vez más largas, se adelantan y se nos meten en las tardes de nuestra vida cotidiana.
Es bien sabido que este cambio viene motivado por razones de ahorro energético, que tratan de ajustar las horas de luz a la jornada laboral más extendida, y conseguir por ejemplo que la mayoría de la gente se despierte con luz natural y no tenga que darle al interruptor de la luz por las mañanas. Esto se invertirá luego con la llegada de la primavera, para hacer lo mismo en sentido contrario (porque entonces los días se alargan). Si el cambio horario de otoño se realiza el último domingo del mes de octubre, el de primavera se hará el último del mes de marzo.
El motivo de tanto anuncio y tanto cartel es evidente: evitar en la medida de lo posible que la gente no llegue a clase a la hora a la que tiene que llegar. Así, si no cambias la hora este fin de semana, el lunes cuando te presentes aquí a tu clase de las nueve de la mañana te encontrarás... ¿Qué? ¿Que llevan ya una hora de clase o que falta una hora para que empiece la clase? Estas cosas siempre dan un poco de dolor de cabeza... Por eso piensa lo mejor es que no te olvides de cambiar la hora.
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