Visita a la Exposición "Aquella Salamanca", de Cándido Asende


Como actividad extraescolar ayer fuimos a visitar la Exposición de Fotografía "Aquella Salamanca", de Cándido Ansede. La exposición se ha ubicado en el muy agradable (¡precioso!) marco ajardinado de Arroyo de Santo Domingo, dentro de la Sala de Exposiciones de Santo Domingo de la Cruz.

Se trata de una selección de 60 fotografías originales tomadas por el salmantino Cándido Ansede (1889-1970) extraída de una colección bastante mayor de negativos que hace algunos años se plasmó en el libro "Cándido Ansede, fotógrafo de Salamanca", dentro de la colección "Patrimonio Audiovisual". Se edita ahora una versión ampliada de este libro, con más imágenes y con textos y comentarios del propio Ansede, elaborados a modo de diario de trabajo. Una excusa perfecta, la nueva edición del libro, para poner en pie esta más que interesante exposición.

La colección sorprende especialmente al espectador salmantino, que conoce - y no identifica - muchas de las calles que se muestran. Los estudiantes extranjeros, como es normal, están más familiarizados con las calles del centro: las que menos han cambiado, por el esfuerzo continuo de los sucesivos ayuntamientos en preservar la identidad del casco histórico. Los monumentos ayudan a reconocer. Pero con las zonas que se alejan un poco del centro y los nombres que no le son familiares al espectador de fuera, éste no puede hacer comparaciones ni contrastes. Por ejemplo resultan espectaculares las vistas de la Gran Vía: casas bajas y semiarruinadas que nada tienen que ver con la fisonomía actual - homogénea por los arcos - que tiene desde hace años esta vía principal de la ciudad.

Las fotos son todas en blanco y negro. Y como comentábamos en el grupo mientras las veíamos, por alguna razón trasmiten pobreza. Tal vez sea por la propia falta de color, por la crudeza de las tonalidades (los cielos, casi siempre del todo despejados, secamente despejados, contribuyen a ella), o tal vez por el aspecto y las vestimentas de las personas retratadas, que de alguna manera nos traen a la memoria a los habitantes de las Hurdes que por aquel entonces filmaba Luis Buñuel no a muchos kilómetros de allí. Tiempos de hambre en España.

Hubiera estado bien poder contemplar al lado de cada fotografía una imagen de lo retratado tal cual se ve ahora. Eso habría ayudado a nuestros estudiantes extranjeros a sacar más partido a la exposición.

Pero la visita sin duda ha merecido mucho la pena la visita. Si estás en Salamanca, no has ido todavía y puedes hacerlo, no te la pierdas: te dará una idea de conjunto de cómo ha evolucionado la ciudad en los últimos cien años. Una idea que demuestra que Salamanca es un ente vivo en continua evolución, y no un escenario estático que sólo se modifica ligeramente con los pequeños retoques de los que somos testigos a lo largo de nuestra vida. Una idea que puede hacerte ver la ciudad de otra manera.

Tienes hasta el 23 de agosto para hacerlo.

Enrique, chico para todo de la escuela

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