El Mariquelo cumple 27 años con una escalada a lo más alto de la Catedral Nueva de Salamanca

Un año más, el Mariquelo, Ángel Rufino de Haro, ha cumplido con la tradición en la víspera de la festividad de Todos los Santos. Y los alumnos de Tía Tula no han querido perder la oportunidad de contemplar su ascensión a lo más alto de la Catedral Nueva de Salamanca.

Una tradición que comenzó en 1755 como forma de dar gracias a Dios, porque el terremoto de Lisboa, que se sintió en Salamanca, no causó víctimas entre los salmantinos, que se refugiaron en la Catedral.

Doscientos años después, durante cuarenta minutos, 333 escalones y una subida por la parte externa de la cúpula de la Catedral, han bautizado al folclorista salmantino Ángel Rufino de Haro como “el Mariquelo”, quien recuperó esta tradición en 1985.

Ha sido una mañana fría pero muy soleada. Y a las diez y media, ataviado con el traje típico charro, subido a su yegua “Bailadora” y acompañado por los sones de jotas de un grupo folclorista, ya se encontraba en la plaza Anaya con multitud de personas esperando expectantes.

La subida comenzó con su tensión habitual pero a la vez con esa fuerza que le caracteriza.
Primero los 200 escalones hasta asomarse a la pequeña ventana que tiene el reloj de la Catedral Nueva. 

A continuación, los 63 peldaños cortos y altos de una escalera de caracol. Estos con mayor dificultad por su estrechez, ya que apenas cabe una persona, y por su constante curva.
Y así hasta llegar a la última balaustrada, desde la que sale al exterior y asciende al final del recorrido.

Una vez llegado a la cima, con su gaita y tamboril, tarareó la charrada que él mismo había compuesto para ese momento.
Después, soltó una paloma representando el deseo de conseguir paz en el mundo.

Los alumnos quedaron encantados al contemplar un acontecimiento único y tan tradicional de la ciudad.

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